Por BLAS A. BUENDÍA
Si Benito Juárez se reeligió cuantas veces quiso como Presidente de la República —en una época en que el indio no sabía leer—, por qué Andrés Manuel López Obrador no pretendería también emular hasta al dictador Porfirio Díaz Mori.
El primer oaxaqueño que dejó la presidencia para evitar el derramamiento de sangre entre hermanos mexicanos, su salida sirvió para que otros actores ambiciosos por el poder, provocaran que el país se convirtiera en un polvorín.
Después de sus dominios que permanecieron por años en el poder, Juárez y Díaz marcaron sus regímenes ensombrecidos por asesinatos políticos que, al igual como hoy en la época obradorista, los grupos de poder también anhelan postrar sus tafanarios en la Silla del Águila de Palacio Nacional, para explotar las riquezas de la Nación.
Al macuspano le vale una reverenda “m” (de “madre”, con mayúsculas), al grado que lo califican como “la mantequilla de Palacio”, porque toda crítica se le resbala.
Todo lo que se diga a su alrededor, lo conduce al plan de la desvergüenza. Juega con la ironía, al grado que ni siquiera lo embarga el pudor, toda vez que, a través del tiempo, se burla de todos aquellos mexicanos que han logrado tener excelente preparación académica no solo en México, sino en otros terrenos del mundo.
El Ejecutivo mexicano, por desgracia, está mareado; mareado de poder; el poder marea y el poder absoluto marea absolutamente. Los mexicanos sienten que van a vivir con ese sufrimiento de seguir sosteniendo un sexenio muy difícil; de un gobierno que llegó por la feliz vía democrática, pero que se transformó en autoritario y despótico, y así ha venido ocurriendo. Es el reclamo social a nivel nacional, escuchándose hasta la voz de protesta del mundo.
SU AFÁN ES DESTRUIR LAS INSTITUCIONES
Impulsada esta advertencia por el ex priista Porfirio Muñoz Ledo, de la admiración que se le tenía a López Obrador, ahora lo tachan como un pejerata, con odio y rencor.
Se transformó en un proceso de antipatías por seguir destruyendo las instituciones republicanas —copiando modelos extranjerizantes manipuladores desde Cuba, Venezuela y azuzados por el siniestro y refractario Foro de Sao Paulo—, pretendiendo hacerlo por igual con el Instituto Nacional Electoral (INE), que es un ente primordial para mantener la aún incipiente democracia de México.
Pejerata, sin embargo, ya lo tenía previsto. Sabía de la convocatoria que surgió de manera espontáneamente natural de los entre millones de mexicanos, que fue fenomenalmente sabia, ahora se enfrenta a la realidad que ya no es apreciado, sino aborrecido, malquerido.
Las redes sociales han servido como vehículo que llena esa sensación de unión, alertando sobre los despropósitos del tabasqueño quien no ha cumplido a cabalidad su juramento cuando asumió el poder de México.
¿Por qué el Plan “B” de MORENA atenta contra la democracia?
Sencilla la evolución de respuestas.
MORENA surgió no solo del resentimiento de quienes egresaron de las filas del Revolucionario Institucional —otrora partido en el poder por más de 70 años— que con el paso del tiempo fueron calificados como integrantes de la kakistocracia, un fenómeno que solo se da en la descomposición de un gobierno formado por los más ineptos, los más incompetentes, los menos calificados y los más cínicos.
Se tiene el ejemplo de pejerata que todavía cree que los mexicanos no piensan…, o que se está enfrentando a los indios que manipuló, engañó e intimidó Benito Juárez García.
A pesar de que en su desastroso régimen desfilaron mexicanos que en su momento se integraron en la administración de pejerata, Andrés Manuel López Obrador cree gobernar desde una burbuja denominada como pejelandia, tan igual a la que padeció la Nación, con la burbuja de foxilandia.
Maquiavélico es el plan de pejerata y sus secuaces. Seis son las vertientes que se vivirían con el Plan “B” de la kakistocrática MORENA-gobierno.
1.- Porque propone despedir funcionarios capacitados y profesionales para sustituirlos por puestos temporales sin experiencia.
2.- Porque permite que funcionarios públicos puedan hacer campaña mientras ocupan sus puestos.
3.- Porque modifica la organización del INE a poco más de un año de la elección presidencial del 2 de junio del 2024.
4.- Porque reduce la vigilancia para evitar que funcionarios utilicen recursos públicos para sus campañas.
5.- Porque desaparece las 300 Juntas Distritales encargadas de actualizar el Padrón Electoral y la cartografía; y
6.- Porque los módulos para obtener la credencial se mudarían a oficinas de gobierno arriesgando los datos y dando mal servicio.
Frente a este ineludible panorama de espontaneidad democrática, enmarcado con los Hashtag #ElINENoSeToca, #MiVotoNoSeToca, incomodó al “emperador” de Palacio Nacional, donde pejerata cree que es eterno, o que cuando fallezca, también le levantarán un Mausoleo al muy estilo de Benito Juárez, cuyos restos se hallan en un Camposanto de la Ciudad de México.
Según pitonizos, “desde el más allá”, a López Obrador lo “protege” la sombra del ilustre “inquilino” del Panteón de San Fernando. (Más adelante se presenta una breve semblanza histórica).
Fueron los hermanos Juan y Manuel Islas, los artistas del arte funerario; fueron los encargados de diseñar ese mausoleo que tiene la frase “El Respeto al Derecho Ajeno es La Paz”, misma que se exhibe en los Frontispicios de la Cámara de Diputados y del Senado de la República.
Benito Juárez está sepultado en el mausoleo más protagónico del Panteón San Fernando, su tumba es un Partenón con 16 columnas y una puertecilla que se exhibe un Águila Real en acero, casi olvidados en medio de la faraónica modernidad de la capital de la república.
Es de rememorar que, tras ser reelegido siete veces, Juárez comenzó su último mandato en agosto de 1867 que culminó con su muerte el 18 de julio de 1872.
Pasó a la historia por hacer efectiva la reforma agraria, sus leyes a favor de la libertad de prensa y la separación entre la iglesia y el Estado.
De pejerata no puede presumir que esté construyendo su imagen de gran “estadista”, porque su preparación académica —apostólicamente cuestionada— no tuvo la excelencia como la del Benemérito de Las Américas.
Juárez se prorrogó en el poder cuantas veces quiso, produjo descontentos entre los compatriotas de su propia causa y el país se incendió con la Guerra Civil después de 1867. Luego la represión porfirista en contra de periodistas críticos, que despertaron en protesta el reeleccionismo de Porfirio Díaz.
El maquiavelismo de pejerata también planea incendiar a todo México, para sumarse una vez más, a las infaustas épocas del México Bronco, esperándose ahora que algún “caudillo vanguardista”, convoque a los mexicanos a levantarse en armas, en pleno siglo XXI.
BENITO JUÁREZ Y LA REELECCIÓN
Muy inspirado estaba Andrés Manuel López Obrador hablando del natalicio de Benito Juárez y de cómo buscar gobernar el país con su “ejemplo…”, hasta que se le hizo la pregunta incómoda de que si consideraba un error la reelección del presidente oaxaqueño.
—“Es que no voy a hablar de eso en estos momentos”, aclaró arrogante el mandatario, que pasado el tiempo, una y mil razones, sus pretensiones tenebrosas son tan similares de ese juarismo oscurantista.
—¿Pero lo considera un error?”, le insistió uno de los reporteros en una conferencia mañanera.
—“Son circunstancias y son tiempos”, agregó López Obrador, y enseguida eligió la siguiente pregunta.
REELECCIÓN DE JUÁREZ
Las elecciones de 1871 fueron el proceso electoral que se llevó a cabo para elegir al Presidente de México que abarcaría el periodo de 1871-1875.
En esa elección fue nuevamente reelecto el entonces Presidente en funciones Benito Juárez; Juárez tuvo muchas críticas por desear prolongarse tanto tiempo en el poder.
Muchos de sus antiguos amigos o colaboradores se habían vuelto sus críticos y deseaban que se retirara. Sin embargo, Sebastián Lerdo de Tejada insistía en presentarse a la elección, aun pese a su delicado estado de salud.
Sebastián Lerdo de Tejada, sin embargo, entró al poder el 1º. de diciembre de 1872 y finalizó el 20 de noviembre de 1876. Durante su gestión de cuatro años realizó lo siguiente:
Trató de pacificar al país debido a las constantes guerras y enfrentamiento que se dieron desde la Consumación de la Independencia.
El 23 de septiembre de 1873 le dio más poder e hizo que se continuara cumpliendo las Leyes de Reforma para que el aspecto político y social tuviera mayor control.
Decretó la expulsión de los jesuitas y de la orden de hermanas de la caridad.
Inauguró el ferrocarril México-Veracruz.
Reintegró la Cámara de Senadores.
La industria de México se impulsó con la ayuda de capitales principalmente de Inglaterra y Francia.
Cuando Sebastián Lerdo de Tejada iba a concluir con el periodo de su gobierno, en 1876, trató de modificar algunas leyes para poder reelegirse para el puesto, lo cual provocó el disgusto de muchos mexicanos.
El 10 de enero de 1876, Porfirio Díaz Mori, se levantó en armas con el propósito de derrocar a Sebastián Lerdo de Tejada mediante la Promulgación del Plan de Tuxtepec, en Villa de Ojitlán, municipio de San Lucas Ojitlán en Tuxtepec, estado de Oaxaca.
Fue respaldado y apoyado por una serie de militares liderados por el coronel Hermenegildo Sarmiento, secundado éste por los porfiristas Vicente Riva Palacio, Irineo Paz y Protasio Tagle, quienes fueron instigados por el general Porfirio Díaz.
Díaz Mori fue quien formó la anterior versión del Plan de Diciembre de 1875, acuerdo que no incluía uno de los puntos más importantes del Plan en el que se le nombraba Presidente.
El Plan de Tuxtepec se basa principalmente en la desautorización de Sebastián Lerdo de Tejada, como Presidente de la República de México, al mismo tiempo se reconocía la Constitución, las Leyes de Reforma y también proclamaba al general Porfirio Díaz como el líder absoluto del movimiento quien tiempo después se convertiría en el Presidente de México por espacio de tres décadas.
LA MUERTE DE JUÁREZ
El 18 de julio de 1872 a las 9 horas tuvieron que llamar a su médico Ignacio Alvarado el cual llegó cerca de las 10:00. A las 11:00 tuvo calambres muy dolorosos que lo llevaron forzosamente a la cama. Tenía el pulso bajo y sus latidos débiles. El tratamiento típico de la época aplicado, fue arrojarle agua hirviendo en el pecho, cosa que se hizo luego de colocarle la olla hirviendo en el pecho. Con tal remedio, Juárez reaccionó.
Juárez siguió mal. Su familia estaba reunida, hijas, hijo, yernos y amigos. También diversos amigos y políticos fueron llegando a la sala.
Juárez tuvo la insistencia de los ministros de Relaciones Exteriores José María Lafragua y el Ministro de Guerra el general Alatorre, en esa tarde ambos pidieron ver al presidente para recibir instrucciones.
Los médicos mexicanos más prestigiados de ese entonces acudieron a Palacio Nacional: Gabino Barreda y Rafael Lucio, pero nada pudieron hacer.
Juárez se tendió de lado izquierdo poniendo una mano bajo su cabeza. Muy fatigado, con evidente falta de oxígeno sonrió e inmediatamente murió. Eran las 23:35 del 18 de julio de 1872 cuando los tres médicos reunidos declararon muerto al Presidente.
Sus hijas gritaban de dolor: “¡Papá, papá, no te vayas!” La causa fue anguina de pecho. En la actualidad, una placa en el lugar de su muerte da cuenta de ello. Juárez duró en el cargo de presidente 14 (catorce) años. Hubo un mar de solemnidades en todo el país en su honor.
LA ANTÍTESIS
Tan igual a las ambiciones reeleccionistas (Léase la estrategia oscura de Andrés Manuel López Obrador, y sus Crímenes Ocultos), Benito Juárez se prorrogó en el poder. Produjo descontentos entre los patriotas de su propia causa y el país se incendió con la Guerra Civil, después de 1867.
El político tabasqueño sigue tejiendo su estratagema para poner de cabeza, aún más, la paz social del México Bronco que está por ejecutarse, cuyos habitantes no aceptarán un engaño más de la cadena sistémica que ha venido sembrando con la conducción operada por una triada comunista, desde Cuba, Venezuela y el Foro de Sao Paulo, y que lastimosamente ha transformado el territorio mexicano en un gigantesco Campo Santo.
NUEVO MONARCA DE LA MAFIA DEL PODER
Si bien la Revolución Mexicana arrojó más de dos millones de muertos para librarse de las cadenas de sus opresores, hoy se da un Vínculo Ciudadano enfocado en Acciones por la Democracia, por la simple razón que ya es momento de estar unidos, tener que ser más una comunidad unida para vencer al nuevo monarca de la Mafia del Poder.
La unión hace la fuerza, y ese oclocrático tabasqueño de quien se dice que no es mexicano, sino salvadoreño, aglutina a la kakistocracia de MORENA-Gobierno. No le bastaran que transcurran otras siete décadas, sino que en mucho menos tiempo, aprendió en menos de 30 años, seguir propagando la violencia con la complicidad del narcotráfico.
Andrés Manuel López Obrador, efectivamente, encabeza un narco gobierno que supera los más de 71 años del otrora PRI-Gobierno en el poder, otro eslabón del narcotráfico mundial.