BAFUG deleita con el programa «Camino Real de Tierra Adentro»
Existe un día en el año en que el arte, las tradiciones, costumbres y el saber de los pueblos mexicanos hacen vibrar a la Alhóndiga de Granaditas y al mundo entero. Este día llega con la Fiesta del Espíritu, el Festival Internacional Cervantino, donde el Ballet Folclórico de la Universidad de Guanajuato hace gala de su disciplina con lo que ya se ha convertido en la función más esperada del año para los devotos del trabajo de esta agrupación universitaria.
A pesar de que este año la función quedó agendada para este domingo 20 de octubre de 2024, llegó la tan esperada hora de ver lo nuevo del BAFUG en el Cervantino. Desde temprano, y como cada año, la función tuvo casa llena, con espectadores al filo del asiento esperando las sorpresas.
El programa «Camino Real de Tierra Adentro» fue la apuesta del BAFUG para superar las expectativas del público, y ¡vaya que lo hicieron de manera magistral!
Este mosaico de folclor enteramente guanajuatense es diferente al conocido programa «Guanajuato Tierra y Tradición», pues ahora el director, Mtro. Roberto Martínez Rocha, hace gala de la investigación antropológica que todo artista debe realizar para llevar a cabo una puesta en escena como la de este domingo.
Desde el pasaje histórico de los pueblos chichimecas con las danzas de Rayados e Indios Broncos, que dejaron atónito al espectador, hasta el acto imprescindible de la evangelización y la llegada de nuestra madre, la Virgen de Guanajuato.
Un momento que estremeció de manera unánime a la audiencia fue el montaje de los mineros, que narra sin palabras una de las tragedias que, incluso hoy en día, vive nuestro querido *Santa Fe de Real de Minas de Guanajuato*. La escena es desgarradora: los capataces laceran el lomo de los mineros, y los rostros de las viudas, acompañadas del Coro de la Universidad de Guanajuato, dirigidas por el maestro Sergio Pérez, logran transmitir el dolor de su irreparable pérdida, con movimientos que van de la sutileza a la violencia. El diseño de vestuario e iluminación, impecables.
El final te transporta a la obra de Michelangelo Buonarroti, La Piedad: una mujer desconsolada cargando en brazos a un minero caído…
Del dolor al júbilo, nos transportaron a la Sierra Gorda de Guanajuato, con la música y poemas de la topada, a cargo de «Tali Díaz y Los Díaz del Real» y «Los Juglares del Son», los más jóvenes de la agrupación, que hicieron retumbar el escenario con la fuerza y energía que derrochaban tras cada acorde. Sin duda, a más de uno «nos puso la piel chinita».
«¡Sin torito no hay fiesta!» gritaron los huastecos, y de Silao para el mundo salió el torito al ruedo; otro gran acierto que involucra al espectador y lo hace parte del show. Cuando la Maringuía sube a un miembro del público al escenario, no solo lo hace parte de la danza, sino también de una historia viva que, desde la Hacienda de Chichimequillas en Silao de la Victoria, derrocha alegría y grandes lecciones, dejando claro que la muerte gana sobre todas las condiciones.
Otra gran sorpresa fueron «Las lavanderas de Comanjilla», otra comunidad de Silao, donde brotan del subsuelo aguas termales que sirven para que las mujeres laven sus ropas y cobijas. Una práctica que, incluso hoy en día, se lleva a cabo y que el Ballet Folclórico pone en escena para glorificar esta tradición que nace de las aguas más profundas del corazón de México.
El programa cierra con Guanajuato Colonial y un popurrí de José Alfredo Jiménez, donde el mariachi impera y los corazones aceleran. Cada bailarín grita con su cuerpo la emoción de ser guanajuatense.
Chinacos, galereñas y charros desfilan llenos de color en lo que se ha convertido en el éxtasis final del Camino Real de Tierra Adentro.
Los aplausos no cesan y las ovaciones, de pie, muestran que a Guanajuato y al mundo les han encantado todas las canciones.
Una vez más, el Ballet Folclórico de la Universidad de Guanajuato deleita al mundo con su arte y disciplina. En esta Quincuagésima Segunda Edición del Festival Internacional Cervantino, reafirman su calidad y talento para ofrecer un espectáculo de primera, sin importar el día, la hora o si es invierno, otoño o primavera.