Ante el creciente acoso escolar conocido comúnmente como bullying, crece el clamor en redes sociales de que cualquier tipo de agresión que sufra un alumno dentro de su escuela, ya sea un insulto, una difamación, una insinuación que conduzca a la violencia o cualquier tipo de agresión moral y física se debe tipificar como delito grave, para evitar que de este modo continúen las agresiones y pleitos dentro de los planteles oficiales y particulares de México.

El hecho de que una jovencita de 14 años le quitara la vida a otra de su misma edad, golpeándola en la cabeza con una piedra, ante la burlona mirada de sus compañeras, son hechos lamentables que no se deben repetir, porque las escuelas de ningún modo deben ser caldo de cultivo para la delincuencia organizada, sino planteles en los que los adolescentes se superen y preparen en la vida.

Para un niño o niña en este país es normal, arrojar a un compañero o compañera por las escaleras, causarle traumatismos físicos y emocionales, porque no hay leyes que los castiguen por el simple hecho de ser menores de edad, pese a que dicho comportamiento homicida, legalmente es constitutivo de un delito.

No basta con otorgar recursos a las familias pobres a través de los programas sociales del gobierno, es necesario que los padres comprendan que sus hijos no deben replicar en las escuelas la violencia intrafamiliar que sufren en casa, porque esto descompone a la sociedad.

MADRES SOLAPADORAS

Muchas madres de familia, que supuestamente aman a sus hijos les permiten toda clase de atropellos y hasta los incitan a caer en actos de violencia o huyen junto con ellos para evitar que estos sean sancionados por los delitos que cometen, como la madre de la joven que asesinó a su compañera en una escuela secundaria de San Juan Teotihuacán, la cual intentó internarse en los Estados Unidos de América, para huir de las justicia mexicana, sólo que ambas ya fueron capturadas y puestas s disposición del Ministerio Público en el Estado de México.

Sin duda es mucho lo que hay que hacer para combatir el bullying en México, y este trabajo debe comenzar por reimplantar la materia de civismo en la educación básica y media, donde los maestros se deben esforzar en advertir a los educandos el riesgo y consecuencias de la violencia, para evitar que en los alumnos haya homicidas y establecer de manera obligatoria tratamiento psicológico en aquellas familias donde la violencia sea una constante y actuar en consecuencia contra los agresores pero sin caer en el linchamiento ni en la justicia por propia mano, que son actitudes peores.