La nueva iniciativa sobre producción y uso de la marihuana que envió el presidente de los Estados Unidos Joe Biden al Congreso estadounidense, tiene algunas connotaciones que vale la pena resaltar, tales como el hecho de reclasificar a esta sustancia y situarla en una posición menos dañina que otras drogas fuertes, como la cocaína y la heroína.
De acuerdo a la información que a este respecto publica el diario La Opinión de Los Ángeles, California, donde reproduce declaraciones de Rahul Gupta, titular de la Oficina de Control de Drogas de la Casa Blanca, son tres los principales beneficios que traerá la nueva regla sobre uso y consumo de la marihuana en los Estados Unidos, además de impulsar las investigaciones sobre el uso de la marihuana.
La instrumentación de esta iniciativa ayudará a reducir las futuras sentencias de quienes porten o consuman marihuana para su uso personal, contar con tratamientos de rehabilitación cuando la persona desee alejarse de su adicción y se abre legalmente el camino para efectuar con la marihuana protocolos serios de investigación en la búsqueda de nuevas terapias de tratamiento contra el cáncer y será también una nueva forma de justicia más humana que ayudará a las personas adictas a recuperar sus vidas, incluidos los latinos y las personas de color, los cuales han sido sancionados de manera más severa.
Gupta explicó que la propuesta de regla recibirá comentarios públicos durante 60 días en el Registro Federal, tras los cuales deberá tener un proceso adicional con un juez administrativo y luego se elaboraría la regla final y que de este modo el Departamento de Justicia pueda pedirle a un juez de derecho administrativo que simplemente mire todos los comentarios y pruebas que provengan del proceso, esto con el fin de que el juez asegure que la información recibida tiene una perspectiva independente y proporcione una recomendación antes de que las dependencias involucradas de salud y de justicia, emitan la regla final, pero el hecho de sacar a la marihuana de la clase uno, la aleja de drogas que no tienen ningún tipo de uso medicinal y sí resultan altamente adictivas, como el LSD.