Tras varios meses de espera al fin fueron Coronados el Rey Carlos III y su esposa Camila como monarcas del Reino Unido, en una fastuosa ceremonia en la que los comentarios no se hicieron esperar, quizá fue por eso que a los nuevos soberanos del Imperio Británico no se les veía felices, pues ambos lucían demasiado serios.

Tal y como con antelación se había anunciado, la ceremonia de coronación se efectuó en la Abadía de Westminster, hecho que no se había registrado en Inglaterra en los últimos 70 años, pero a diferencia de otros tiempos la felicidad estuvo ausente en el magno acto.

De acuerdo a la información que hoy publican los más destacados portales internacionales, el encargado de coronar a los reyes del Imperio Británico fue el arzobispo de Canterbury Justin Welby, quien colocó sobre la cabeza de Carlos III la regia corona adornada con rubíes y otras piedras preciosas.

Eran como las tres y media de la mañana tiempo de la Ciudad de México, cuando esto ocurría, y aunque el numeroso público que asistió a la ceremonia vitoreaba a los nuevos monarcas, estos apenas si sonreían, como si antes de la ceremonia hubieran tenido una fuerte discusión de pareja.

Los cuchicheos entre los asistentes en todo momento estuvieron a la orden del día y hay quienes aseguran que el motivo de la discusión fue por la presencia del Duque de Sussex, tercero en línea de sucesión e hijo menor de la princesa Diana de Gales, quien había llegado unas horas antes procedente de los Estados Unidos de América, para estar presente en la ceremonia de coronación.

Como se recordará, el Duque de Sussex bautizado como Henry Charles Albert David, recibió ese título de su abuela la reina Isabel II, cuando éste en forma voluntaria había renunciado a vivir del presupuesto del Reino Unido, tras haber contraído matrimonio con Megan Markle.

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