JUAN GARCÍA HEREDIA
El crecimiento global en 2023 continuó a una tasa anual superior al 3%, a pesar del lastre ejercido por condiciones financieras más estrictas y otros factores adversos, incluida la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania y la evolución del conflicto en Medio Oriente.
Lo anterior es según la última edición del informe Perspectivas Económicas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), donde se proyecta un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial del 3,1% en 2024 y del 3,2% en 2025, «pocos cambios respecto del 3,1% en 2023».
De acuerdo con el organismo, la inflación general cayó rápidamente en la mayoría de las economías durante 2023, impulsada por políticas monetarias restrictivas, precios más bajos de la energía y una continua flexibilización de las presiones en las cadenas de suministro.
«La inflación de los precios de los alimentos también disminuyó drásticamente en la mayoría de los países, ya que las buenas cosechas de cultivos clave como el trigo y el maíz hicieron que los precios cayeran rápidamente desde los máximos alcanzados después del inicio de la guerra en Ucrania», señala la información.
En base al reporte, los desequilibrios entre la oferta y la demanda en los mercados laborales están disminuyendo y el desempleo se mantiene en mínimos históricos o cerca de ellos. Los ingresos reales han comenzado a mejorar a medida que la inflación se modera y el crecimiento del comercio se vuelve positivo.
Conforme a datos facilitados por la OCDE, el secretario general de este organismo, Mathias Cormann, afirmó: «Prevemos que el crecimiento mundial se mantendrá estable durante 2024 y 2025, si bien se situará previsiblemente por debajo de sus valores promedio a largo plazo».