Sujetos jóvenes vestidos de negro, pertenecientes al parecer a una organización política no identificada, los cuales se veían bien entrenados y listos para romper cualquier manifestación pública en el momento en que se los ordenaran, quienes previamente se habían infiltrado entre los estudiantes, simpatizantes y familares de los 43 estudiantes masacrados en Iguala, Guerrero, hace diez años ya, con la supuesta intención de adherirse a su causa, se desprendieron de pronto del contingente de manifestantes y armados con grandes mazos que sacaron de las mochilas que portaban, se dedicaron a romper candados y cristales de los comercios que encontraron a su paso sin que autoridad alguna se les pusiera enfrente.
Estos comercios que están situados sobre la calle 5 de Mayo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México (CDMX) habían sido cerrados por sus propietarios por temor a sufiri destrozos por la manifestación, pero tal acción de protección de sus bienes resultó contraproducente porque los maleantes se lanzaron con todo sobre los comercios.
Estos vándalos pagados por quién sabe quién, de claros y oscuros intereses, trataron de desvirtuar la marcha estudiantil y se dedicaron a saquear los comercios sin que policía alguno les marcara el alto, como sí la policía capitalina no existiera, como si en la capital del país imperara el crimen organizado, como si quienes gobiernan la CDMX, fueran de papel, de arena, de piedra o cualquier otro material inerte.
Lo cierto es que los daños causados por estos delincuentes al comercio organizado de la capital del país, suman millones de pesos en perdidas , los cuales muertos de la risa por la incompetencia de las autoridades capitalinas, disfrutan ahora de los botines obtenidos y de la impunidad de la que cozan por la clara complacencia de las autoridades policíacas a cargo de Pablo Vázquez Camacho, que en los hechos nada hicieron para disuadirlos.
Ante estos actos de vandalismo y saqueo con la clara intención de incolpar a estudiantes que lo que reclaman es justicia por sus compañeros desaparecidos e incinerados, esto según las versiones oficiales, porque la verdad histórica a diez años de ocurridos los hechos no está clara ni lo estará mientras las autoridades no se decidan investigar hasta sus últimas consecuencias estos hechos que enlugaron a México, se nota que hoy en día la ciudad de México está desprotegida y que los más de 15 millones de personas que habitamos esta capital estamos indefensos y en garras de la delincuencia.
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