Pobreza, violencia intrafamiliar, abuso sexual y matrimonios arreglados, son factores por los que se ha incrementado el embarazo infantil en México, con más de ocho mil alumbramientos tan sólo en 2020, advierte Paula Rita Rivera Núñez, gerente de operaciones de TELEFEM.
La especialista precisa que El embarazo infantil, se considera que ocurre en niñas menores de 14 años ha sido definido por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) como un problema de salud mundial debido a las consecuencias que tiene para las mujeres de este sector de la población, sus hijos e hijas y en general, para el desarrollo de los países.
El Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM), ha abordado el problema del embarazo infantil desde 2016, considerándolo como un problema de salud pública y derechos humanos, para volver visible lo invisible y colocar en la agenda pública el problema del embarazo infantil forzado de miles de niñas de América Latina y el Caribe que quedan embarazadas como producto de un abuso.
“Estas niñas que se embarazaron a temprana edad, podrían engrosar las estadísticas de muerte materna, porque serán embarazos de alto riesgo que pudieran terminar en defunciones en un alto porcentaje. Esto es una muestra de la violencia de género y la falta de protección hacia las menores”, advirtió por su parte el doctor Eduardo López Ceh, representante médico de TELEFEM, organización sin fines de lucro que a través de la telemedicina ofrece información a las personas gestantes sobre interrupción legal del embarazo.
Añadió que la sociedad no tiene conocimiento de sus derechos sexuales y reproductivos y este vacío tiene que ver con la falta de oportunidades y con el círculo de pobreza donde están inmersas las niñas que es muy difícil de romper y se repite de la madre a la hija y donde las menores viven abuso sexual, muchas veces en el mismo hogar.
“Las niñas están solas con un embarazo no deseado y muchos de los padres van a preferir que continúen con su gestación, debido a factores culturales y religiosos, pero sobre todo al desconocimiento y a la falta de opciones para un aborto seguro, ya que el Estado no permite la interrupción legal en la mayoría de los estados de la República”, puntualiza el especialista.