En México, 64 por ciento de la población utiliza el etiquetado frontal de alimentos y bebidas no alcohólicas como guía de consumo; y 74 por ciento califica este mecanismo como una medida positiva para el cuidado de la salud, refiere la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2021.
Asimismo, la industria de alimentos y bebidas ha reformulado más de la mitad de su portafolio de productos, como resultado de la aprobación e implementación del etiquetado frontal de advertencia, conforme a datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
El etiquetado frontal de advertencias consta de cinco sellos, dos leyendas precautorias y mini sellos para empaques pequeños, que permiten a la población acceder a información clara sobre los productos industrializados que contienen exceso de ingredientes dañinos para la salud. Los etiquetados en forma de octágonos tienen el objetivo de proteger la salud, el derecho a la información y el interés superior de la niñez y la adolescencia. Son simples de entender para identificar productos con exceso de sal, azúcares, calorías, grasas, edulcorantes sintéticos y cafeína, que son factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades no transmisibles (ENT), especialmente
diabetes e hipertensión; entre más octágonos tenga un producto, más dañino es.
En México, el etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados de fabricación nacional o extranjera que se comercialicen en nuestro país es obligatorio como señala la NOM-051-SCFI/SSA1-2010, que establece la información comercial y sanitaria que deben contener dichos productos.
De igual forma, la NOM 051 prohíbe que los envases contengan personajes infantiles, dibujos animados, celebridades o elementos interactivos que estén dirigidos a niños y niñas para incitar a consumir, comprar o elegir algún producto.
Etiquetado frontal de alimentos y bebidas:
Exceso de calorías: puede llevar al desarrollo de obesidad, hipertensión y enfermedades del corazón.
Exceso de azúcares: es un ingrediente adictivo que aumenta el riesgo de obesidad, caries, hígado graso, diabetes y síndrome metabólico.
Exceso de sodio: causa hipertensión, enfermedades en los riñones, retención de líquidos e inflamación.
Exceso de grasas trans: eleva el colesterol y triglicéridos, y puede ser causa de cáncer, diabetes o infartos.