Por BLAS A. BUENDÍA

Andrés Manuel López Obrador mostró, por enésima ocasión, su nulo conocimiento por valorar que una de las mejores instituciones del saber y que debería defender a capa y espada, es precisamente la Universidad Nacional Autónoma de México, que a decir de las generaciones que han egresado de sus aulas, hacían alusión al grito patriótico “¡Goya!”, y otros, como “¡Orgullosamente UNAM!” y “Por mi raza hablará el espíritu».

Andrés Manuel López Obrador no es de esos, sino más bien, peca de una patética soberbia muy calificada en el mundo de la ignorancia. Es tachado como un mentecato, un burro que está reñido con la vida —no se sabe si por el tamaño de apéndices, o el hocico que Andrés Manuel también habla como auténtica chachalaca, sin guardar ni el más recatado silencio—, que a todas luces, está peleado consigo mismo y olvidado por el Dedo de Dios.

Las múltiples generaciones que han egresado de la Máxima Casa de Estudios llevan la consigna de defender a la UNAM por el amor que ha representado en nuestras vidas, porque nuestra universidad prepara y renueva descendencias, toda vez que sigue representado el Alma Mater del Saber, es directamente proporcional a la animadversión que se siente de aquellos retrasados mentales que no tienen objetivos, ni la destreza del conocimiento.

El lema del precursor José Vasconcelos, “Por mi raza hablará el espíritu”, significa la convicción de que nuestra raza elabora cotidianamente una cultura de tendencias nuevas, de esencia espiritual y libérrima”. —El concepto de raza en esta cita no es biológico, sino histórico, geográfico y cultural, es decir, el conjunto de pueblos que conocemos como América Latina—.

Es totalmente incorrecto que el político macuspano —acusado del fratricidio al asesinar a su hermano José Ramón López Obrador, a quien le asestó tremendo balazo en la cabeza—, haya criticado las políticas internas de la autonomía universitaria, recordando a otros populistas asaltantes que presumían “arriba y adelante”, como es el caso del desaparecido Luis Echeverría Álvarez, quien gobernara a México entre 1970 a 1976, y que murió a los 100 años de edad, el 8 de julio de 2022, habiendo nacido en la Ciudad de México, el17 de enero de 1922.

La historia no engaña, es un modelo para corregir acciones que en su época marcó un precedente. Al tomar Echevarría posesión como Presidente de la República, las debilidades y fallas del régimen ya eran manifiestas, como hoy en día con López Obrador, que ha llevado a la Nación al retraso total, en la ambigüedad muy propia de la nula diversificación del tercermundismo. Se transformó en un “presidente don nadie”.

El parteaguas que selló al ámbito político con la crisis del 68, el gobierno priista de aquel entonces y que hoy comparativamente con MORENA que aglutina a esos mismos actores que han llevado al país por senderos de la ruindad ya que le dan forma al fenómeno de la kakistocracia, el gobierno sigue perdiendo su base de legitimidad tanto al interior como al exterior, pues la estabilidad socio-política de la que México había gozado, se ha ido desvaneciendo con los tiempos. López se pelea con todo mundo, algunos lo calificaron como “cobarde matoncito” y otros como un “imbécil”.

En el aspecto económico que es el más importante para salvaguardar la paz y armonía de toda la Nación, el modelo de desarrollo basado en el mercado interno mediante la sustitución de importaciones había llegado a su límite, y por el contrario, empezó su declinación hasta hoy en día con López Obrador.

Ante el contexto anterior, los escritores Héctor Aguilar Camín y Lorenzo Meyer, apuntalaban: “…nació en los años 70 al interior del régimen de la Revolución por actualizar su equipaje ideológico, abrir las puertas al reconocimiento de las iniquidades y de formaciones acumuladas y reagrupar desde arriba una nueva legitimidad, un nuevo consenso que revitalizara las instituciones y el discurso de la Revolución Mexicana”. López Obrador, como emisario retrógrada, se ha esmerado en sepultar todo lo transitado a través del siglo XX. Pretende borrarlo de un plumazo.

Ese intento por reanimar a la Revolución Mexicana, que ostentosamente López Obrador denomina la Cuarta Transformación, ha tenido sus manifestaciones al interior a través de políticas populistas, y al exterior con un nuevo intento por diversificar los contactos al exterior e incrementar la presencia en foros multilaterales, ha quedado en el terreno nulificado porque el presidente no habla inglés, si con trabajo puede expresarse e hilar ideas durante las matinés de sus peroratas.

Al igual que a lo largo del siglo XX, el ambiente político de inicios  de los 70’s, era tenso, solo que desde esa ocasión, el Ejecutivo federal ha corrompido a diestra y siniestra a todos los actores políticos, particularmente a los sectores empresarial y a los altos mandos militares, generando una espiral de desestabilización sociopolítica interna.

Y no se diga la inseguridad interna de la Nación que ha crecido de forma alarmante, ya que en un 35% o 40%, ya es dominado por el crimen organizado gracias a que López Obrador, acuñara la frase “abrazos no balazos” y decretar una amnistía a favor de los malosos, quienes conformados en peligrosas y sanguinarias narco-mafias, operan a plena luz del día, a balazo tendido en contra de la población, convirtiendo a México en un gigantesco cementerio.

Hoy en día, esa historia de los 70´s en que el sistema cohesionaba eficazmente a esos y otros sectores, el gobierno lopista no limita sus impulsos populistas, e incluso, fuentes financieras advierten que la balanza de pagos con el exterior ha detonado de forma descomunal, incrementándose hasta los nuevos empréstitos que se han promovido, en su desempeño como auténtico gobierno cleptómano, impulsado por la Oclocracia emanada de la kakistocracia.

¡Qué tiempos aquellos que ante los altos índices de una desenfrenada inflación, las manifestaciones de obreros no se hacían esperar, encabezadas por el líder cetemista Fidel Velázquez Sánchez! ((Nicolás Romero, Estado de México, 24 de abril de 1900-Distrito Federal, 21 de junio de 1997)

Sin embargo, amenazar al gobierno obradorista con una huelga nacional, no podría tener resultados inmediatamente positivos porque tiene amenazados a todos aquellos que atenten en contra de su administración, enviándolos a los infiernos que simboliza la prisión o la muerte.

Y nuevamente se repite la historia. Con Estados Unidos, la creencia de que México gozaba de una relación especial, sigue siendo un espejismo; los “primos del norte” se niegan en proporcionar estrategias de ayuda humanitaria a los millones de migrantes que huyen alarmados y desesperados de los rincones latinoamericanos, muriéndose de hambre en sus regiones por la falta de oportunidades de trabajo y lograr una vida desahogada.

Una sólida y solidaria política unilateral entre México y Estados Unidos jamás ha existido, sino más bien, es la constante guerra de la migra estadounidense que tiene que andar cazando a mexicanos y centro y sudamericanos, éstos últimos que invaden, de paso, territorio mexicano para alcanzar el sueño dorado de Gringolandia.

El diseño de la política exterior mexicana rebasa los límites de la tolerancia, porque no se ha adaptado a las urgentes necesidades que tiene a nivel doméstico, pero el presidente López queda bien con sombrero ajeno al otorgar ayudas económicas que dice presumir son “humanitarias”, a otros países “hermanos”, aunque estos desplantes para EU no los observa con agrado.

La explosividad social en México reventará en cualquier momento, porque el obradorismo se niega a dar cuenta que debería atender primero a los de casa, y luego a sus vecinos de la región, porque en muchos núcleos hay hambre y escasez laboral.

“Un pueblo con el estómago vacío, es un pueblo peligroso”, que haría estallar la paz social de la nación, avizoraba el vetusto líder cetemista, cuya frase siempre le sirvió para que el gobierno federal con los que “comulgaba o no comulgaba”, comprara las voluntades de Don Fidel, cuya verborrea y la desconexión cerebral han sido costumbre en la historia no solo de México, sino en el resto del planeta.

Hoy en día, esa frase que solo se engloba en el pasado, para el presidente López no le representa ningún riesgo, sino se antoja pensar que forma parte de las recetas del anecdotario del otrora partido en el poder, ejercido por un priismo lleno de confabulaciones que, para Andrés Manuel, proveniente de esa “escuela”, le ha sido muy útil, y que para su fortuna, aparentemente “lo tiene todo controlado”, gracias a que sus tentáculos de corrupción van acompañados con amenazas de encarcelar a quienes no comulguen con sus parodias. La ayuda a las personas de la tercera edad, es una forma de control.

Hablando de esta filosofía del sarcasmo, Andrés Manuel López Obrador nunca tendrá recato ni respeto alguno para las instituciones republicanas, ahí tenemos ahora la muestra de hasta pretender desaparecer a la UNAM, de en cuya casa de estudios, pasó de frente porque fue un pésimo estudiante con un promedio de calificación de 7.7, e infinidad de materias no aprobadas, que pareciera que otra de las frases del ex presidente Vicente Fox, renacería en una satírica recomendación: «Yo por eso les digo que mejor no lean».

Lo cierto es que, parafraseando al desaparecido político Carlos Hank González: «Un político pobre es un pobre político», en el contraste aplicado al obradorismo, “políticos pobres de talento y limitados en conocimientos, nunca dejarán de ser mediocres y pobres ignorantes”.

Otra máxima que recae en el abuso de poder desequilibrado, ante las constantes críticas, finalmente Obrador sigue poniendo en práctica la tesis salinista, del «todo es Política Ficción”, «Ni los veo ni los oigo». 

El peje presidente y/o el peje rata presidente —como siempre— se saldrá por la recurrente tangente: “Esto es un compló”, o en el peor de los casos, hablando de sobornos y usando el malabarismo de Álvaro Obregón: «Nadie aguanta un cañonazo de 50 mil pesos».

Procacidad de un mentecato

En el pasado reciente, en otra entrega, recobra vigencia aquel artículo que se denominó “La Procacidad de un mentecato convertido presidente”, contundente citar que México perdió su rumbo como país democrático y soberano desde las truculentas y fraudulentas elecciones en que se proclamó a Carlos Salinas de Gortari, como Presidente Constitucional.

A raíz de ese momento, la nación comenzó a sentir un vertiginoso declive hacia la consumación de la anarquía que lamentablemente millones de mexicanos padecen y se encaminan a un rumbo sin horizontes, bajo la constante amenaza del narcotráfico que conforma el crimen organizado.

Los últimos escándalos en que aleatoriamente ha estado sumergido el político tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, a través de una guerra mediática cotejada en videos, siguen floreciendo acusaciones virtuales; al tiempo que en otro video, con escenografía al interior de la República, se observa la crueldad de los barones del polvo de ángel.

La barbarie es la barbarie. El narcotráfico tomó como rehén a un narquito a quien masacró, todavía con vida, al abrirle el tórax con filoso cuchillo. Para rematar, el verdugo le sacó el corazón, cortó un pedazo del tejido para consumar un acto inhumano de canibalismo. El antropófago, enloquecido, gozaba el momento de su abominable odisea, cuyo crimen quedó, como muchos otros, en la impunidad. ¿Y el presidente López qué hizo? ¡Pues nada! ¡Absolvió con su amnistía la cruel acción debido a su vinculación que tiene con el narco!

Los ministerios públicos y togados de tribunales, han puesto en marcha prácticas deleznables, conductas moralmente intolerables que deben ser sancionadas por las propias leyes mexicanas en contra de quienes resulten responsables sobre actos de corrupción, práctica desarrollada por delincuentes que han logrado encumbrarse en el quehacer político.

Este cuadro aterriza con el intercambio de acusaciones y desprecios cuyo ángulo es la putrefacción social, figurando altos agentes del poder económico, financiero, político, legislativo y judicial.

La sociedad espera que la Corte, con su nuevo rostro a través de la Señora Ministra Norma Lucía Piña Hernández, como poder autónomo y supremo, le ponga un hasta aquí al malabarista de Andrés Manuel López Obrador.

La cadena desemboca en el devenir del escándalo pero no hay nada concreto para supuestamente, como lo presumiría en su momento Andrés Manuel López Obrador, de meter a la cárcel a los ex presidentes. Su amenaza quedó en una grilla histriónica que la propia sociedad lo ha venido tachando literalmente de “pinche mentiroso”.

El sarcasmo del primer empleado de Palacio Nacional queda, asimismo, en la pantomima porque ya la sociedad, cada día más politizada, ya no se traga ese anzuelo del artificio como cuando el político tabasqueño, comenzó a enarbolar en campaña, su sentencia de llevar al banquillo de los acusados a sus homólogos de sexenios pasados.

A López Obrador, le guste o no, es un servidor público que trabaja para todos los sectores de la sociedad, particularmente los vulnerables; es sólo un empleado temporal que no debe anteponer sus prejuicios y complejos a las necesidades tan apremiantes que sufre el país.

Si bien los verdaderos enemigos del presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien la vox populi lo llama peyorativamente como el KK’s, el pueblo mexicano entiende que la propia ignorancia, ineptitud, soberbia, en un marasmo de 139 adjetivos descriptivos, descaradamente lo han “inhabilitado” para poder enfrentar la realidad de la nación.

La corrupción es practicada en todo los niveles de gobierno, así como de la sociedad, ya que si se habla del entusiasmo de “acabarla”, es como si se viviera fuera del presupuesto, incluso, la delincuencia común ha optado por meterse a las academias de policía para disfrazarse y cometer sus tropelías en contra de la sociedad.

Los presidenciables y los propios partidos políticos que representa, jamás podrán combatir la pobreza porque necesitan de ella para ganar las elecciones; la comunidad intelectual acierta, dice que “el que paga para llegar, llega para robar”.

Y eso es totalmente cierto. Carlos Gaviria Díaz (1937-2015), quien fuera un  abogado, profesor universitario, magistrado y político colombiano, que de 2006 a 2009 fue el presidente del Polo Democrático Alternativo, partido de oposición colombiano y ex candidato a la presidencia en el 2006, siendo vencido por el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, en su legado intelectual advertía:

“Cuando un candidato invierte millones y millones en su campaña, no es un candidato, es un empresario; y como empresario, cuando sea alcalde, solo pensará en sacar lucro provecho y en lo que menos pensará, será en la gente”.

En redes sociales se aportan pensamientos filosóficos. Por ejemplo: “País que olvida su verdadera historia pierde su presente y su futuro”.

Hace cerca de dos decenios, salió otro video-escándalo de sobornos (empacando los billetes con ligas) y ¿qué fue lo que pasó? Solo la ruborización del escándalo mediático. Pero el análisis es interesante.

1) El jefe de los extorsionadores hoy es el Presidente de México (Andrés Manuel López Obrador). Evidencias existen a caudales.

2) Las esposas de los captados en vídeo son:

a) Una, es jefa de gobierno de CDMX (Claudia Sheimbaun), y posible candidata a la presidencia en 2024. A su hoy ex marido Carlos Ímaz lo agarraron con la masa en las manos…; y,

b) Otra, la esposa incómoda (Dolores Padierna) fue vicepresidenta de la Cámara de Diputados, que luego de los comicios de julio 21, no logró regresar a las faenas corruptibles en la Alcaldía Cuauhtémoc, donde ahora la detestan por “chueca”, y brillante criminal.

La amante de uno de los involucrados (María del Rosario Robles Berlanga) fue encarcelada gracias al “servicio” de un juez de consigna, sobrino de uno que sale en el video agarrando dinero con ligas, llamado René Juvenal Bejarano Martínez, “El Profe”.

AMLO ganó porque todos nosotros, los que no votamos por él, no estuvimos ni estamos unidos. Existe el esfuerzo de informar y denunciar ante las autoridades pertinentes a todo político y funcionario corrupto, aunque se conmina que “votando todos por el contrincante más fuerte”, veremos próximamente un cambio y la caída del partido MORENA, cuyo precursor fue el propio López Obrador.

Si tú no te unes y no apoyas de verdad, coinciden y acusan millones de mexicanos, están trabajando de verdad para echar a este gobierno al basurero de la historia, porque solo falta voluntad política dela ciudadanía.

De hecho, México seguirá estando más que perdido, arruinado en todos sus sentidos, debido a la procacidad de un mentecato convertido en presidente, un gran maestro del chantaje y la corrupción, fósil de la UNAM, chupador y empedernido fumador de marihuana en las islas de la UNAM, concluyendo que fue un mal estudiante, y ahora, el peor presidente que haya tenido México.

Reportero Free Lance *

Premio México de Periodismo Ricardo FloresMagón-2021

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