*El mayor perdedor ha sido México, dice el nieto del general del mismo nombre
*Cuestiona la despreocupación de Serra Puche ante el triunfo de Donald Trump
*Es candidato a la Medalla Belisario Domínguez 2024 del Senado de la República
JUAN GARCÍA HEREDIA
El tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, signado hace 30 años, es como los huevos revueltos mal cocinados, donde el mayor perdedor ha sido la nación azteca, según informes del catedrático en economía de la Universidad Anáhuac, Arnulfio R. Gómez.
De acuerdo con el investigador, en días pasados el otrora secretario de Comercio y Fomento Industrial de México, Jaime Serra Puche, ofreció una conferencia durante la inauguración de un seminario en El Colegio de México, donde dijo que la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos había introducido enorme incertidumbre en la relación bilateral, pero, que no había porqué preocuparse pues, en la realidad, había que considerar que el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) era como unos huevos revueltos que, una vez cocinados, no se podían separar.
Por desgracia, el doctor Serra no se acuerda de que en ese tratado (actualmente denominado T-MEC o acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá tras una renegociación firmada en 2018) hay una cláusula de denuncia y que, en la relación trilateral, la posición de México es muy endeble pues, no ha logrado la integración comercial y productiva propuesta ya que sólo el 40% de nuestra exportación es realmente mexicana, en tanto el 60% es de insumos importados temporalmente para ser maquilados o simplemente ensamblados, para reexportar con reducido valor agregado en nuestro territorio, dice Arnulfo R. Gómez.
En base al también candidato a la Medalla Belisario Domínguez 2024 del Senado de la República, la misma Secretaría de Economía expone en su Programa 2024 -2030 que el 80.49 por ciento de la exportación mexicana depende de la importación de insumos extranjeros.
«Volviendo a los huevos revueltos del doctor Serra, hay que señalar que para que salgan bien, se debe contar con elementos adecuados y de primera calidad, empezando por huevos frescos, sal, pimienta, aceite o mantequilla, una sartén y calor idóneo; y que aplicando este símil al caso de la participación de México en el TLCAN, ha sido deficiente por la falta de los elementos apropiados», recalca el experto.
Y es que «se careció de una estrategia integral que incluyera competitividad y fomento industrial, así como promoción adecuada de las exportaciones y de la inversión extranjera, con programas, proyectos y políticas públicas realistas que generaran riqueza con base en valor agregado», añadió aclarando que dicho seminario en El Colegio de México fue el 12 y 13 de noviembre (2024), con motivo de los 30 años de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
CAÍDA DEL TLCAN EN GENERACIÓN DE RIQUEZA
En otro aspecto, conforme al catedrático, ha habido una «enorme caída» de la participación del TLCAN (actualmente T-MEC), en la generación de riqueza mundial.
Hace la siguiente comparación: en 1993, el último año sin TLCAN, Canadá, Estados Unidos y México constituían el bloque económico más grande del mundo ya que su Producto Interno Bruto total correspondía al 44.94 por ciento de la producción mundial de bienes y servicios; sin embargo, en 2023 la participación del TLCAN en la generación de riqueza mundial solo alcanzó el 29.89%.
Para colmo, en la caída de la participación del TLCAN en la generación de riqueza durante 1993-2023, México ha sido el más perjudicado, pues en 1993 nuestra participación en PIB mundial era de 2.95 por ciento; sin embargo, para 2001 bajó al 1.99 por ciento y en 2023 resbaló a solo 1.70 por ciento, dice.
«Sin duda, habrá que trabajar fuerte e inteligentemente para subsanar estas deficiencias y recuperar el tiempo perdido, sobre todo porque, con la llegada de Donald Trump, ya no estaremos en una zona de confort como aquella de la que gozamos durante la vigencia del TLCAN», puntualiza en un análisis el investigador, quien, por cierto, es nieto del general Arnulfo R. Gómez, revolucionario y candidato a la presidencia de México por el entonces Partido Nacional Antirreeleccionista en las elecciones de 1928, además de haber sido opositor al régimen del exmandatario Porfirio Díaz.