Días, semanas, meses, años y siglos pasan y no ha vuelto a nacer sobre el planeta tierra, un hombre de la grandeza de Jesús de Nazaret, y aunque a la fecha haya muchos necios y obstinados que nieguen su existencia y que si pudieran lo volverían a crucificar, lo cierto es que este hombre nacido en Belén, transformó al mundo pese a la terca oposición de los judíos y a la fecha los cristianos en el mundo sumamos miles de millones incluidos los católicos y protestantes.
Hoy en día todavía hay necicos arqueólogos que infructuosamente buscan entre catacumbas en la llamada Tierra Santa los restos de este humilde carpintero, con el fin de negar con hechos de validez evidente y científica, la resurrección del Hijo Del Hombre, quien sin embargo fue capaz de devolver la vista a los ciegos de mente y del cuerpo; hacer caminar de nuevo a los paralíticos del cuerpo y del alma, arrancar de las garras de la muerte la vida de muchas personas; dar claro testimonio de ser El Mesías, el Hijo del Dios Vivo, la única persona en el mundo cuyo solo recuerdo hoy en día es capaz de poner en tregua a los países que están en guerra y el único ser sobre la Tierra que venció al Demonio cuantas veces se lo propuso.
A través de la lectura de Los Cuatro Evangelios, todavía nos maravillamos de la infinita sabiduría que Jesús de Nazaret nos legó a través de sus parábolas, las cuales inspirados por El Espíritu Santo escribieran en su tiempo sus apóstoles Mateo, Juan, Marcos y Lucas, manuscritos que aún estudian profusamente los teólogos de todo el mundo, y aunque con el paso de los siglos hubo muchos que quisieron desvirtuar su contenido, lo cierto es que el gran misterio que se encierra en sus parábolas, a través de las cuales describió a los judíos y publicanos como es el Reino de Dios, todavía existe confusión en las interpretaciones que de ellas han hecho los estudiosos del Nuevo Testamento.
Faltan solo cuatro días para el arribo del Rey de Reyes, y una vez más esperamos su llegada en momentos en los que el mundo se debate ante los tambores de la Tercera Guerra Mundial, que retumban incesantemente con crecientes conflictos en Ucrania, Irán, Israel, Palestina, Siria y El Líbano, donde la sobrevivencia de la especie humana está en grave riesgo, porque los terrícolas somos expertos en causarnos graves daños a nosotros mismos, pero incapaces de superar enfermedades que hasta la fecha subsisten y que la Industria Farmacética, mantiene bajo aparente control, hasta que surge una nueva pandemia o catástrofe que nos aniquile por millones como viles cucarachas y nos haga ver una vez más lo inofensivos que somos los hombres ante la gran omnipotencia de Dios.
FOTO DEL PORTAL JESÚS, HISTORIA