El objetivo no era fácil, había que correr distancias de cinco o diez kilómetros en el circuito peatonal de la primera sección del Bosque de Chapultepec, en la Ciudad de México (CDMX), sobre un piso adoquinado repleto de charcos con agua que habían producido las lluvias de la noche anterior, dónde resbalar y lesionarse sería un riesgo constante.

Sin embargo, el esfuerzo valía la pena, había que luchar por los niños con cáncer y madres solteras que necesitan más que un kilo de ayuda y no podían hacer quedar mal al Consejo Mundial de Lucha libre (CMLL) quien fue la empresa que organizó el evento denominado “Todos Somos Luchadores”.

Eran las 6:30 horas del sábado 08 de octubre de 2022, todavía no amanecía y calentaban ya sus cuerpos más de un millar de competidores entre hombres y mujeres dispuestos a dar la gran carrera; algunas y algunos estaban convalecientes de lesiones, sabían que podrían recaer en cualquier momento con consecuencias nada deseables, pero ahí estaban dispuestos a darlo todo.

Luchadores y luchadoras había muchos, más hombres que mujeres, algunos como “El Cholo”, “Seductora”Olimpia”, “Gardenia “o “El Gallo”, eran ampliamente conocidos en el ambiente de los costalazos, otros y otras apenas estaban en sus inicios luchísticos, pero no podían faltar a la gran cita, tenían que estar ahí, en el arco de salida.

Correrían acompañados de decenas de aficionados y de aficionadas que habían pagado la inscripción a la carrera con tal de estar codo con codo junto a sus ídolos, quienes con las camisetas puestas del CMLL se disponían a iniciar la gran carrera.

Algunos aprovechaban para dejarse tomar la foto, para los medios de comunicación que habíamos sido convocados, mientras que otros daban autógrafos a los aficionados que no pagaron boleto, pero que estaban detrás de las vallas pendientes de las acciones para ver competir a sus astros y estrellas favoritas.

SUENA EL PRIMER DISPARO

En eso, personal de seguridad instó a los representantes de los medios de comunicación a que dejarán libre el lugar porque iba a iniciar la competencia, lo que ocurrió minutos después, cuando sonó el disparo con el que daría inicio la competencia.

Así pasaron veinticinco minutos, cuando a lo lejos se comenzó a ver la figura de un corredor tratando de llegar a la meta, era Cristóbal Santos, un espigado joven de aproximadamente 22 años, que no es luchador, ni atleta de juegos olímpicos, pero que sin embargo se llevó el triunfo en la categoría de los cinco kilómetros, premio que consistió en una medalla de oro que le entregaron poco después los organizadores de la carrera. Detrás de él llegaron los demás.