Negar el desafuero del diputado Cuauhtémoc Blanco, tuvo como costo político la fractura del Partido Morena y la ruptura del bloque opositor, todo en una desaseada sesión de la Cámara de Diputados, en la que se constató que en los hechos no se ha roto el techo de cristal, del que tanto se ufanaban las legisladoras feministas, lo cual quedó en evidencia pese a las vehementes intervenciones de las diputadas del PAN, el Partido del Trabajo e incluso de algunas legisladoras de Morena, que desatendieron las indicaciones de su coordinador Ricardo Monreal Ávila y votaron a favor del desafuero del ex futbolista.
Esta peligrosa fractura provocó que el grupo parlamentario de Morena se viera forzado a negociar con su antiguo aliado, el moribundo Partido Revolucionario Institucional, cuyos legisladores votaron en bloque en contra del desafuero del ex gobernador del estado de Morelos, sobre quien pesan acusaciones del gobierno estatal por diversos supuestos delitos, y uno de tipo sexual que fuera interpuesto por su propia familia, para que de este modo al final la votación, el Pleno de la Cámara de Diputados, desechara la petición de desafuero del ex futbolista, con 291 votos.
Independientemente del resultado, hay un hecho que resulta incuestionable, la fractura al interior del partido Morena a causa del ex futbolista fue grave, porque las diputadas morenistas que votaron a favor del desafuero de Cuauhtémoc Blanco, podrían renunciar a Morena y formar su propio bloque opositor, lo que rompería la mayoría calificada que actualmente ostenta el llamado Movimiento de Reconstrucción Nacional (Morena).
De este modo, de ahora en adelante, Morena tendrá que negociar a la luz pública o en lo oscurito, la aprobación de futuras iniciativas de ley, del partido guinda, con Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente del tricolor, y lo cierto es que desde que Andrés Manuel López Obrador dejó el poder, se ha roto el orden en los legisladores de Morena, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la República.
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