Ante más de 50,000 personas que se congregaron en la Basílica de San Pedro, en Roma, se efectuaron los funerales del Papa Benedicto XVI, quien falleció a la edad de noventa y cinco años.
El pontífice, quien había renunciado al Papado en 2013 fue sepultado en tres ataúdes, uno encima del otro. El primero en ciprés forrado con terciopelo rojo, mismo que fue introducido en otro de zinc, sellado el que a su vez se introdujo en otro de madera de olmo.
En el primero de los ataúdes se introdujeron algunas piezas de las monedas y medallas que se acuñaron durante su pontificado, así como los palios que usó como arzobispo y Papa, y también junto al cuerpo del difunto se colocó la estola de lana blanca que en sus hombros solía llevar.
Al funeral del jerarca de la Iglesia Católica, retirado desde entonces, acudieron distinguidas personalidades, como la Reina Emérita Sofía, el Rey Felipe de Bélgica y su esposa Matilde, así como representantes diplomáticos de Alemania y otros países europeos.
La ceremonia luctuosa fue presidida por el Papa Francisco, quien llegó a la basílica en silla de ruedas debido a problemas de articulación en sus rodillas.
El funeral concluyó a las 11:40 horas del pasado 5 de enero cuando el féretro fue sepultado en la cripta papal de la Basílica de San Pedro, como corresponde a los funerales de un pontífice como lo fue Benedicto XVI, cuyo pontificado duró siete años, diez meses, con nueve días, uno de los más cortos de los que se tenga memoria.
Desde 1415 ningún papa había presentado su renuncia al cargo, razón por la cual el funeral de Benedicto XVI, se considera como un entierro inédito.
FOTO DE LA REVISTA CARAS