Por BLAS A. BUENDÍA

Aquél famoso slogan con que los gobiernos federales de la época neoliberal hacían gala de poseer sus órganos de información de Estado, como fue el caso de Notimex, la Agencia Mexicana de Noticias, ésta sufrió una dramática  transformación de 180 grados que hoy se le conoce: Notimex, la generadora de la mala imagen de México en el mundo.

Desde que llegó la kakistocracia morenista al poder, la cual se diseñó como un ente  deformador de las instituciones democráticas y republicanas, la operatividad de la información estatal es de suma opacidad que ha formado conflictos laborales innecesarios, pero que muestran a plenitud el rostro de la destrucción de la imagen de México en el Concierto de las Naciones.

Andrés Manuel López Obrador desde que fue un “caudillo” que buscó afanosamente a través de 18 largos años llegar al poder, Notimex hoy en día no ofrece ninguna garantía, sino por el contrario, en manos de la seudoperiodista y seudoempresaria Sanjuana Martínez fue decayendo la imagen de la agencia, instituida el 20 de agosto de 1968, con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos durante el régimen del presidente Gustavo Díaz Ordaz.

La mejor época que tuvo Notimex —porque no ha habido ninguna otra, sino que actualmente la han utilizado como miserables chambistas—, fue cuando el presidente José López Portillo contrató los servicios del politólogo y comunicólogo  desaparecido, Don Pedro Ferriz Santa Cruz, quien se distinguió de ser uno de sus grandes directores a través de la historia del país, ya que tenía una visión de miras empresariales con tintes internacionales, elevando al mayor estatus el nombre de México.

En las postrimerías, este reportero fue víctima de la represión de Estado, cuando el político tabasqueño —que sigue poseyendo el don de la destrucción departamental, con expresiones de odio en contra de los periodistas críticos— trató de hacerle una “entrevista humanitaria”.

En la transición del viejo al nuevo siglo XXI, López Obrador desconfiado —como siempre ha sido fiel a su mala costumbre—, preguntó al reportero a qué empresa periodística representaba, manifestándole “a Notimex, que es la agencia de noticias del Gobierno mexicano”, en cuyo factor informativo prestó sus servicios por más de 15 años.

AMLO INSULTA HASTA LOS PERIODISTAS DE CASA

Se le ilustró que los alcances eran de generarle una buena imagen en los medios de comunicación, porque esa era la intención toda vez que Notimex tenía una cartera de clientes que atendía a radio, prensa y televisión de todo el país. *Hoy en día, Notimex no solo da lástima, sino patética vergüenza.*

De forma inesperada, López Obrador explotó en contra del reportero a quien, sin conocerlo, lo tachó de *“ser un periodista de la Mafia del Poder”* —histórica frase que incurrió en graso error porque la extendió a todo el gremio periodístico, y cuyo lema lo puso en boga a nivel internacional—.

Se le trató de corregir que esa no era la intención, sin embargo, el necio  tabasqueño ya no quiso escuchar más del forzado y breve diálogo que se registró en la vieja casona del Senado de la República, hoy Museo Legislativo, localizado en el callejón de Xicoténcatl número 8, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Luego entonces, el reportero le increpó que su comportamiento era totalmente absurdo, soez e incivilizado, que no eran las formas de tratar con odio a los periodistas de México; que, si esa era su fórmula, qué se podría esperar cuando llegara a la Presidencia de la República. El Peje Lagarto, no respondió al difícil cuestionamiento.

“Si ya estás en ese plan de rijoso —se le encaró— entonces es muy pertinente hacerte una pregunta que tal vez te incomodará mucho más. ¿Por qué demonios mataste de un balazo a tu hermano José Ramón, y cuáles fueron las causas y circunstancias de haberte convertido en el Caín de Macuspana?”

La respuesta fue una mirada profunda, llena de odio y exploradora contra la imagen corporal del reportero. No respondió a la cruda controversia, tal vez por cobardía o porque no quería poner en la palestra política la forma en que se convirtió en un fratricida confeso.

Sin mediar palabra alguna, López Obrador dio media vuelta y salió por la puerta superiores del amplio salón de sesiones de la vieja sede de la Cámara de Senadores, no antes de afirmarle que con el tiempo saldrá a la luz pública un libro denominado *Crímenes Ocultos de López Obrador*, que lamentablemente hasta hoy en día, sigue siendo censurado, ahora, por la nueva mafia del poder de la incipiente izquierda mexicana, explotando comercialmente la Presidencia de la República.

Si bien se acudió a ofrecer el manuscrito a varias casas editoriales de importancia en México, la respuesta fue un obstáculo versátil. “Esa no es nuestra línea editorial”, respondieron ejecutivos de Porrúa, Océano y Edamex, porque temían que en el futuro, López Obrador arremetiera en contra de esas compañías independientes, una vez convertido en Presidente de México.  

Pasaron los años. Sus intentos fallidos de perder las elecciones de 2006; luego, las del 2012 con su Plantón de Reforma que tuvo costos multimillonarios y pérdidas de fuentes de empleo, hasta que, con base de engaños y utilizar los sentimientos de un pueblo explotado, en 2018 ganó las elecciones federales para convertirse en el presidente número 63 más votado de la historia de México.

OTRO LIBRO PROHIBIDO POR LA DICTADURA

¿Pero qué pasó con el libro *Crímenes Ocultos de López Obrador*?

Para críticos conocedores de la literatura, lo ensalzaron por la importancia de su contenido que, a pesar de su diseño, pareciera que se tratara de un “pequeño pasquín”; pero, no, el contenido de la obra lo instala en su justa dimensión, en una posición diferente de revelar las cosas del cómo son, del cómo fueron, y sus actuales repercusiones.

Se prohibió la venta, particularmente, en los vagones del Metro de la Ciudad de México que es el gran mercado de la ciudad, donde se generaron trifulcas por atacar al “salvador de México”, es decir, Gerentes de Seguridad adujeron que el Metro tiene un dueño, y su nombre es ¡Andrés Manuel López Obrador! Esa fue una de tantas suertes que ha corrido este texto de denuncia y reflexión.

Los lectores que han obtenido uno de los diez mil ejemplares que fue el número del tiraje, se sienten complacidos porque no conocían a ciencia cierta el fenómeno criminal que arrastra, hasta hoy en día, los sucesos que forjó Andrés Manuel sobre la muerte inducida que provocó en contra de su propio hermano José Ramón, en su época de juventud perturbada.

Es por eso que Andrés detesta a los periodistas incorruptos, no así de esos reporteros y analistas políticos de antaño, que creyeron en él, a quien defendían y ahora atacan como mercenarios del periodismo, como fue y es el caso del charlatán y entreguista jesuita Carlos Marín, cuando fue director de Milenio Diario.

Y de Ciro Gómez Leyva —no se diga, otro cuenta chismes de televisión—, que en una entrevista en Radio Fórmula, cuestionó al reportero de ese libro que plasma la historia de un crimen, cuyo asesino goza en estos momentos, de una omnipotencia de poder que lo transforma y lo adorna como un vil y descarado pletórico ladrón y villano, lleno de habilidades de impunidad, teniendo como su sede, el majestuoso Palacio Nacional.

Atrajo la atención que el periódico El Universal —el alma mater universitaria de este reportero—, publicara unas breves líneas que versan con el título: *“Tres años sin solución en Notimex… y contando”.*

El texto es el siguiente: *“Aunque el presidente López Obrador ha girado infinidad de veces instrucciones para alcanzar una solución a la huelga en la agencia de noticias del Estado, Notimex, nomás no se ve la luz al final del túnel en este conflicto. Nos comentan que el martes 21 de febrero se cumplirán tres años de que estalló la huelga y pese a los llamados presidenciales, sigue interrumpido el diálogo entre los trabajadores que permanecen en plantón, y la dirección a cargo de Sanjuana Martínez. Los empleados, unos 100 que aún resisten, acusan que la dirección a cargo de Martínez sigue recibiendo presupuesto a pesar de que en este tiempo no se ha publicado ni un solo despacho informativo. Situación que complica aún más cualquier intento de acercamiento”.*

Basta señalar, con base a lo anterior, *Notimex es el elefante blanco del actual régimen*, ya que  ha representado un gasto multimillonario y derrochador al erario federal, dineros que son del propio pueblo y que un grupo de vivales y lenguaraces surgidos de la kakistocracia morenista, lo explota para su peculio.

Miles de periodistas conservadores están a la espera que en este año 2024, una vez realizadas las elecciones federales el domingo 2 de junio, cambie el panorama de México ante los ojos del mundo, porque también han sido víctimas de Estado al ver menguada su capacidad económica por el cierre de la llave publicitaria del oclocrático y mal gobierno.

Lo más triste del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, es que al legar al poder —como lo ha testificado él mismo, *“el poder marea al más tonto”*—, en ese contexto, la Nación sigue enfrentándose al vaivén de toda clase de conflictos y pésimas vicisitudes, en grado superfluo, que crea y recrean inconstancias o “alternativas” de sucesos no prósperos, sino más bien, totalmente adversos.

En síntesis, México se enfrenta a un gobierno champurrado, compuesto por muchos atoles, y la labor de Notimex, es de desprestigiar a la propia figura presidencial: el mutismo y complicidad de Estado, total.